Héctor Huerga | Apuntes tras la lectura del ensayo La insurrección transmitida, de Fernando Lobo
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Apuntes tras la lectura del ensayo La insurrección transmitida, de Fernando Lobo

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Lo primero, me pongo en pie y te aplaudo, al mismo tiempo que te agradezco el ejemplar trabajo de minería. Lo siguiente, te veo sentado frente a la página en negro, como te gusta escribir, con un casco blanco, haciendo juego con la tipografía Courier, también en blanco. Es probable que ya te lo hayan reconocido, pero vale la pena destacar la dificultad de escribir ensayo desde la distancia emocional, el tiempo transcurrido ayuda, como también suma la puesta en escena de la cronología en la sucesión de hechos. Es bien sabido que la hemeroteca ayuda pero no siempre, la parcialidad de los medios impresos hay que escudriñarla con lupa, en esto vuelve a ser ejemplar tu trabajo de trillado de contenidos. El resultado salta a la vista, desemboca en una espectacular precisión de datos perfectamente cronologizados. Muy en la línea de tu permanente esfuerzo, las incursiones de narratividad no son nada invasivas. Probablemente sea el libro que menos te ha costado escribir, sin embargo, intuyo que será el que más éxito traerá en tu carrera, o el más citado, si se quiere ver por ese lado.

Referencias temáticas

En la contraportada del libro, abajo, junto a tu nombre, se abren guiones para matizar que has sido testigo presencial “de la que es considerada la primera insurrección latinoamericana del siglo XXI”. Es cierto, en términos de calendario, es constatable esa afirmación. Yo discrepo. La desplazaría a un peldaño aún más meritorio. Para mí fue la última insurrección latinoamericana del siglo XX. Y esto no le quita mérito, al contrario, pues es a través de la lectura del ensayo que certificas cada uno de los hechos como ejemplos insurreccionales del siglo XX. Y quien no lo vea así es que no conoce el recientemente inaugurado ciclo por el siglo XXI. Al igual que las matemáticas o la tan venerada poesía, para mí, la primera insurrección del siglo XXI es la primavera árabe. Y lo resumo en tres acciones fundamentales, como los mismos tunecinos describieron: Twitter es para coordinarse, Facebook para convocar a movilizaciones, y Youtube para mostrarnos al mundo. Ahí está el límite generacional.

Pero no toda la primavera árabe es insurrección del siglo XXI, coincide con Oaxaca en que su principal demanda es la destitución del líder supremo. Lo fue URO en Oaxaca y Mubarak en Egipto. Sin que sirva de apología por lo local, sugiero que el movimiento 15M en España apostilla nuevas trazas de una insurrección milenial. Es decir, el pliego petitorio no se reduce a cambiar cromos, sino a componer una sociedad constituyente. De ahí los documentos recogidos de las plazas ocupadas que apuntaban bajo el título de Declaración de Mínimos, las guías de una sociedad insurgente en el siglo XXI. Divididos en sectores tales como política, economía, vivienda, trabajo, cultura y medio ambiente, entre otros. Algunos de estos puntos están en la agenda política actual. Un logro de múltiples cabezas que actualmente se apropian los representantes de la nueva política.

El ensayo ha dejado claro la procedencia de los represores e incluso la procedencia de los reprimidos. Un trabajo bastante destacable, por lo menos desde la distancia. Y es en esta descripción de jueces y partes donde quedan claras las líneas de acción de cada uno, previsibles en muchos de los casos. Este ejercicio de transparencia es muy útil para los académicos, pues será sobre tus escritos donde sitúen sus aseveraciones. Lo de siempre, vaya.

Estructura

Del prólogo:
Estupendo hilo conductor del prólogo, digno de una prestigiosa escuela de economía. En líneas generales, bien construido, coherente con las referencias temáticas. Evoca a gestos de solidaridad ejemplares para enunciar un movimiento social, funciona, pero lo deconstruye el mismo ensayo, con toda la razón. El único debe, se percibe la falta de lectura del ensayo en cuestión, es decir, si eres lector avezado, notas que antes de la gallina, apareció el huevo, es chiste, como dirían con media sonrisa en la sierra, es chiste. Tal vez se echó en falta algunas referencias al texto o al autor, algo que nos ablande antes de entrar a leer el ensayo. Y tal vez, una corrección de estilos para eliminar alguna que otra traza de anglicismo.

Del ensayo:
Alabo tu capacidad para frenar tus impulsos narrativos a la hora de volcar datos y fechas. Pocos lo saben pero tiene bastante mérito. El ensayo es bastante preciso. Hay un punto de emotividad que toca al movilizado, y otro punto de regocijo que toca al represor. Bien por eso. Con el paso del tiempo podremos regresar al ensayo para puntualizar detalles, poner fechas y acciones nuevas, quitar referencias, o alargar el conflicto, pero la espina dorsal ya está hecha. Felicidades por eso. No ha habido mucho hueco para la improvisación ni el suspense, Buñuel no te lo perdonará, los lectores del siglo XXI sí que te lo agradecemos. ¿Qué más se puede pedir a un narrador? Nada. De hecho pedir está de más.

De las anotaciones finales:
Y de repente vuelve a subir el telón, tensando las bambalinas que lo recogen. Y ahí es donde se ven los rostros de los actores al natural, unos felices, otros cansados, otros malhumorados, el momento preferido del público, donde se pueden extraer tus propias conclusiones fuera de una estructura guionizada.

Es en esta parte del ensayo donde se mezclan tu rutina de investigación, tu trabajo y tu reflexión. El lugar donde indirectamente nos invitas a tu mesa de trabajo. Poco más se puede añadir, más que volver a darte las gracias por este enorme trabajo.

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